Tu tiempo es perfecto

La sociedad nos impone muchas expectativas que no siempre se ajustan a nuestra realidad. Nos presiona para que cumplamos ciertos hitos según nuestra edad, como si fuera una carrera contra el reloj.

Pero cada uno de nosotros tiene su propio camino y forma de vivir. No hay una sola manera de ser feliz o de tener éxito, sino que depende de lo que cada uno valore y desee.

Por eso, no debemos dejarnos influir por los juicios ajenos, ni mucho menos compararnos con los demás.

Cada persona es única y especial, merece respeto y apoyo por lo que es, no por lo que hace o tiene.

Lo que para unos es un logro, para otros puede ser una carga. Lo que para unos es felicidad, para otros puede ser sufrimiento.

Dejemos de criticar a la mujer que a los 30 años no quiere casarse ni tener hijos, porque quizás ella tiene otros sueños o prioridades.

Dejemos de mirar con desdén al vecino que a los 25 años no tiene coche propio, porque tal vez él prefiere viajar o ahorrar.

Dejemos de menospreciar al prójimo por cualquier motivo pequeño y tonto, porque no sabemos lo que ha vivido o lo que siente.

Seamos más empáticos y tolerantes, y veremos que el mundo será un lugar más bonito y agradable.

Más empatía, amor y respeto 

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